Se me ha perdido un hombre... (Carilda Oliver Labra)


Carilda Oliver Labra



Se me ha perdido un hombre.

Y lo busco por cifras y guitarras,
por hierbas y entrepisos,
en el cielo,
en la tierra,
dentro de mí.

Se me ha perdido un hombre.

Y me quedo temblando
como quien no come sino polvo,
como quien ya extravió la sombra.

Pero no,
que no,
que no me ayudan a buscarlo.
,¿A quién le importa si su mirada ha derrotado el
tiempo?
¡A quién le importa aquella piel
con ganas
de la luz?
¿A quién le importan unos labios transparentes
que no tuvieron hambre,
unas piernas que sólo corrían al amor?

Se me ha perdido un hombre.

Y todos ríen,
se entretienen,
sudan,
mastican
se desenvainan por las noches;
despreciativos,
inefables,
maromeros,
unánimes,
como si sólo se hubiese caído un alfiler
o la hoja más seca
del árbol del bien y del mal,
como si la muerte no hubiera entrado
a destiempo
en nuestra casa.
Y yo pensando que era demasiado joven,
que reunía láminas y piedras,
pedacitos de mundo,
hierros,
cosas del mar.
Yo pensando en su grandeza
de criatura,
en cómo miraba a Venus al atardecer,
en cómo cayó en la trampa.

Yo pensando
en dónde está la mitad del cuerpo mío,
en quién va a cantar ahora para quitarme el miedo,
en las veces que no nos besamos
y en las que nos besamos,
en sus ojos coléricos frente a la injusticia,
en ese silencio con que me responde,
en la herida que nunca le cosí,
en sus manos.

Se me ha perdido un hombre.

¡Ayúdenme a buscarlo!
Pronto...
Siento frío.

Aquí no hay lámparas ni claves,
no tengo redes
ni computadoras.
no tengo flechas ni radares.

¿Dónde estás?
¿Intenta ser mi sombra el desvalido?
¿Se me ha vuelto invisible entre gusanos?


Carilda Oliver Labra




El amor indeciso (Dulce María Loynaz)

 

Dulce María Loynaz




Un amor indeciso se ha acercado a mi puerta...

Y no pasa; y se queda frente a la puerta abierta.




Yo le digo al amor: –¿Qué te trae a mi casa?

Y el amor no responde, no saluda, no pasa...




Es un amor pequeño que perdió su camino:

Venía ya la noche... Y con la noche vino.




¡Qué amor tan pequeñito para andar con la sombra!...

¿Qué palabra no dice, qué nombre no me nombra?...




¿Qué deja ir o espera? ¿Qué paisaje apretado

se le quedó en el fondo de los ojos cerrados?




Este amor nada dice... Este amor nada sabe:

Es del color del viento, de la huella que un ave




deja en el viento... –Amor semi-despierto, tienes

los ojos neblinosos aun de Lázaro... Vienes




de una sombra a otra sombra con los pasos trocados

de los ebrios, los locos... ¡Y los resucitados!




Extraño amor sin rumbo que me gana y me pierde,

que huele las naranjas y que las rosas muerde...,




Que todo lo confunde, lo deja... ¡Y no lo deja!

Que esconde estrellas nuevas en la ceniza vieja...




Y no sabe morir ni vivir: Y no sabe

que el mañana es tan sólo el hoy muerto... El cadáver




futuro de este hoy claro, de esta hora cierta...

Un amor indeciso se ha dormido a mi puerta...






Dulce María Loynaz